Bésame duro.

Fóllame lento.

Y mírame como si cada vez que lo hicieras 

fuera la última vez.



Y también la primera.
A veces pienso en ti.
Pienso en la montaña rusa de tus manos en mis caderas
y en el escrutiño de mis ojos en tu boca.
Pienso en qué pasaría si me enamorase de ti.
En cómo amanecería con tu mano en mis costillas. 

La melodía de tu bajo en mi cabeza alta,
las caricias en mi piano y los resoplidos en fa menor que desembocaban en tu oreja.

Pienso en cómo sería la noche,
eterna,
entre tus versos.
Tus gemidos una octava por encima de los míos,
y tu respiración acompasada con la pasión de mis dedos
leyendo el braile de tu espalda.

Y qué bonito que ya no te piense,
sino que te viva.

Ojalá

Ojalá mi piel 
se erizase como antaño
cuando tus manos
escalan mi cintura.

Ojalá mi corazón 
se desbocara 
cuando la mueca de tu sonrisa
se esboza en tu mirada.

ojalá mi alma volara a la misma altura que la tuya
cuando nos fundimos en el sexo
(de ese que tú y yo sabemos)
perdidos entre las sábanas
y las agujas rotas de un reloj
que hace tiempo que dejó de perseguirnos.

Ojalá mi cerebro cortocircuitase
con el roce de tus labios,
con tus susurros a quemaropa
al quitartela
y sentir tu pureza.

Ojalá algún día vuelva a quererte tanto
(o más) 
que a mi misma.


Pero,
como siempre,
hay un pero.


Pero qué sería de mí
sin tu pelo titubeando entre mis dedos.
Sin tu boca escuchando la mía,
como dos cómplices que han construido su coartada.
Sin el susurro de tus letras
retumbando en mis tímpanos. 
Sin el sol acariciándonos la espalda.
Sin perderme en tu mirada.

Qué sería de mi corazón roto
sin tu hilo rojo
que me mantiene de una pieza.

Qué sería de mi camino 
si tus huellas
no estuvieran esculpidas junto a las mías. 

Que sería de mí 
sin ti.

Y tengo la respuesta:
No
lo quiero
saber.


El amor está sobrevalorado.
Lo hemos superado. 

Ya no somos locos enamorados.
Somos cuerdas que no ahogan. 

Somos
compañeros
de vida.


Te quiero.

Perdidos

No sé qué pasa en mi cabeza,
que me arañas
las pestañas,
y me rompes el alma.

No sé qué pasa en tu mundo 
que obstaculiza mi órbita,
me pone en modo incógnita
y me gasta la batería.

Que no,
Que no quiero oírte reír en mi espalda.
Que yo quiero oírte reír en mi risa.
Y que mi sonrisa,
se refleje en tu boca.

No sé qué provocas
que esta tonta,
y pobre loca se descoloca
al perderse en tus ojos.

Guíame con tu boca,
que la brújula 
la pongo 
yo.

Las promesas y las dudas siempre en el mismo trago.
Que me imagino que será así, 
que querrás tener a centímetros a quien tienes a kilómetros.
Que siempre tendrás a alguien para que te levante,
pero también para que te tire.
Que el dolor es inevitable, 
pero el sufrimiento es opcional.
Y que lo importante no es que dure eternamente, 
sino que valga la pena.

Incompatibles

Maravilloso el día en que conocí tus armas de mujer.
Que te declaré la guerra porque no conocía tu paz.
Que te mentí,
porque no sabía decir la verdad.

Marchítanse las flores cuando te ven pasar.
Tu cadera contoneándose, chica,
es algo sobrenatural.
Quisiera que me enseñaras a bailar,
sin pisar.
Que lo de hacernos polvo
mejor que se quede en echar.

Perdóname porque te he arrancado el corazón.
Te juro que intenté cuidarlo.
Pero tú razón 
es demasiado seria para una montaña rusa como mi (son)risa.
Perdóname por engañarte tantas veces
que ya
no sé que ha sido verdad
ni en qué he mentido. 

Quiero verte desnuda al contraluz de la ventana.
Quiero que guardes tu corazón bajo llave
y lo alejes de mí.
Yo solo quiero arrancarte la ropa y teclear orgasmos en tus costillas.
Quiero besar tu cuello y conducir por tu ruta 66.
Quiero que no me quieras más.
Quiero que me odies y me hagas sangrar.
Quiero sentir tus caninos palpitar.
Quiero que no me cortes las alas, 
sé libre,
aprende a volar.
Quiero que te agarres a mis brazos mientras te veo viajar.
Que bonito es dominarte mientras tú te vas.
Que bonito es mirarte
cuando no me quieres,
cuando no me retienes,
cuando me dejas marchar.

Que bonito es tener que hacer la cama porque cierras la puerta.
Que bonito es que la culpa se evapore con el sudor.

Que bonito sería que entendieras lo que quiero decirte.
Que no, 
que no, 
que no quiero romperte.
Que si,
que si,
que si,
que quiero romperte.